Resumen
La legitimidad ha sido entendida en muy diversas formas durante la historia de la humanidad. Al principio, y durante un largo período, la legitimidad estuvo vinculada con el mandato divino. Es decir, lo legítimo era lo que Dios quería, y lo que éste quería estaba expresado en las tradiciones, los Libros Sagrados o la palabra del conductor, jefe, rey o líder de un pueblo.
Progresivamente, la fuerza de la legitimidad fue trasladándose al propio conductor, ya que la legitimidad de sus actos, a su vez, se retransmitía a Dios mismo.
Nota
Separata de la revista lus et Praxis (N° 14, 1989) editada por la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Lima.